INDEFENSIÓN ANTE LA MALEDICENCIA, LA CALUMNIA Y EL CHISME
Sociedad Científica para la Investigación de la Conciencia SCIC.
Hoy vamos a hablaros sobre los difamadores. Una emoción destructiva.
Un difamador es una persona que hace afirmaciones falsas y maliciosas sobre alguien con el propósito de dañar su reputación y causarles daño.
La difamación puede tomar muchas formas, incluyendo rumores, chismes, acusaciones falsas, publicaciones en redes sociales o cualquier otra forma de comunicación que pueda dañar la reputación de alguien.
Un difamador puede hacerlo de manera intencional o sin saberlo, pero en cualquier caso, el resultado es el mismo: la persona difamada puede sufrir daño emocional, psicológico y en algunos casos, económico.
La difamación es considerada un delito en muchos países y puede ser objeto de demandas civiles y penales.
La difamación es un cáncer que se está extendiendo en nuestra sociedad: la emisión de juicios, hablar de los demás es una práctica común, incluso aunque se tenga muy poca base y no tengamos argumentos, emitimos juicios en contra de las personas sólo por simples sospechas o por comentarios aislados, generados muchas veces por personas rencorosas y frustradas que se sienten aliviadas hablando mal de los demás.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, maledicencia, es la acción o hábito de hablar en perjuicio de alguien denigrándolo.
La calumnia es aquella acusación falsa hecha con el propósito de causar daño.
El chisme se define como una noticia verdadera o falsa con la que se murmura o se pretende difamar a una persona y/o en muchos casos a una institución.
Y de esta actitud, bien sea difamando, calumniando o chismeando, surge la patología del individuo, “LA ENVIDIA”.
Aunque ya hemos hablado en nuestro artículo anterior sobre la envidia, hacemos de nuevo hincapié para que se sepa de donde surge este tipo de difamaciones…
La envidia es la tristeza causada en uno por el bienestar de otro. Envidia es avinagrarse porque alguien lo está pasando mejor que uno, lo que sea que esto signifique: fama, más dinero, talento, éxito, etc.
De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, el chisme y la alegría causada por el mal del prójimo.
La maledicencia, la calumnia y el chisme son propios de sociedades poco evolucionadas y es la falta de ética lo que nos hace ocuparnos más de la vida de los demás que de la propia; tal es así que pareciera que el chisme se ha convertido en el deporte favorito de muchos de nosotros.
Existen personas consumados en desprestigiar y hablar mal de los demás, y en hacer correr bolas contra quién les cae mal, sin considerar el daño que causan a las reputaciones, y a la honra.
También hay los que chismean sin maldad aparente, sólo para sentirse importantes y otros lo hacen maliciosamente, con la intención de causar daño a alguien en particular; puede ser por rivalidad, celos, competencia, enemistad, oposición, antagonismo, pugna, envidia, etcétera, todo ello empujado posiblemente por un gran complejo de inferioridad.
Se sabe que el rasgo principal del chisme es la mentira o la verdad dicha a medias, siendo parte importante, el infundio y la calumnia, y si a esto le añadimos que cada oyente, al momento de contárselo a otro, le agrega un poco más de sal de su propia cosecha, nos encontramos con monstruosidades que suelen acabar con el honor y la dignidad de una persona.
Los seres humanos somos generalmente egoístas y nos centramos en nuestros propios problemas, pero cuando se trata de encontrar defectos y hacérselos saber a todo el mundo, ahí sí sabemos centrar la atención en los demás y dejar nuestro yo de lado. Todos somos expertos en las vidas ajenas.
El manual del perverso narcisista para hacerte la vida imposible.
Por medio del bulo y la humillación, este tipo de agresores falsean situaciones para destruir la imagen de su objetivo.
Desde los años 80, psiquiatras franceses analizan la figura del perverso narcisista, que practica a sus anchas el llamado acoso moral en entornos sociales y laborales. Por medio del bulo, la mentira y las humillaciones, este tipo de personas falsean situaciones para destruir la imagen de su objetivo y elevar al tiempo la suya propia.
Buscan alimentar su gloria a costa de la derrota de los demás, creyendo que, por cada pie que aplastan, ganan un pie de altura”,
¿Por qué acosan?
Son muy populares y aparentan tenerlo todo, pero “los perversos narcisistas sienten una envidia muy intensa hacia los que parecen poseer cosas que ellos no poseen o hacia los que simplemente gozan de la vida.
Uno de sus objetivos es vampirizar esa energía y arrebatarle sus pasiones o, en el ámbito laboral, su capacidad profesional. Su obsesión no se limita a una persona y se repite como un patrón en varios ámbitos de su vida.
“Los bienes a los que nos referimos son rara vez materiales. Son cualidades morales difíciles de robar: alegría, éxito, sensibilidad, comunicación, creatividad”,
El agresor buscar destruir esas virtudes provocando destruir a su agredido.
Si detecta que su objetivo sobrevive y avanza a pesar de sus ataques, hará de nuevo acto de presencia de forma directa o indirecta en su vida.
El perverso narcisista tiene una gran falla narcisista, lo que protege es su imagen. Detrás de su apariencia de omnipotencia, es alguien extremadamente frágil.
Lo que le diferencia de un narcisista es su componente perverso, que le genera la necesidad de destruir la imagen de otro al tiempo que intenta mejorar la suya.
¿Cómo funciona su acoso moral?
Estos ataques sirven para descubrir en su víctima a un sádico o a un masoquista.
Si ante este soterrado acoso decide actuar de forma sumisa, se prolongará en el tiempo una relación de maltrato ampliamente tratada por la psicología.
Cuando el agredido en cambio no tolera los ataques, éstos se intensifican.
Y entonces el agresor perverso, como buen narciso vacío, adopta el rol opuesto de masoquista, manteniendo ataques para provocar reacciones en el otro. Recurre así de nuevo al juego de apariencias y se presenta como el agredido, alguien que es víctima de su propio carisma ante la envidia ajena.
“Lo importante para él es que su objetivo a batir parezca responsable de lo que le ocurre”
Comité Científico de la SCIC.