Mi nombre es María A.D. Asistente del curso que imparte la Doctora Doña María José Cardoso, La muerte y el morir.
El motivo de este correo es sencillo, el final de las jornadas se acerca y de repente un sentimiento de quedarnos huérfanos aparece en mi corazón al igual que en el de todos mis compañeros-as.
No hay palabras suficientes para describir lo vivido en cada jornada, para describir ese espacio donde no solo nos empapamos de todos los conocimientos de la Dra. Cardoso, si no donde podemos abrirnos en canal sintiendo la comprensión, empatía y amor de cada compañero-a.
Entendemos el espacio-tiempo que robamos cada lunes y martes y no pedimos (hablo en nombre de todos) que siga siendo así, pero sí que nos dejen disfrutar de lo creado en este curso durante algún tiempo más, aunque este sea con más distancia y más corto.
Es de vital importancia seguir creciendo, elevando nuestra conciencia y que mejor de la mano de María José. Ella es uno de esos regalos que el Universo pone en la vida de todo aquel que tiene el placer de conocerla, aunque solo sea a través de una pantalla.
Partiendo de que lo que pedimos es tal vez un » milagro» creo firmemente que entre todos podemos crear ese espacio donde podamos seguir de la mano de María José, del conocimiento, del amor puro, de la bondad, de la amabilidad y del respeto con el que transmite la sabiduría que hay en su interior.
Somos Almas en busca de Conciencia, con hambre de elevar nuestra vibración y como bien dice la Doctora con ansias de tirar del hilo cada día un poquito mas para poder despertar.
Agradezco a la Sociedad Científica que haya hecho posible este encuentro virtual, poniendo a la Doctora Cardoso al frente, como he dicho antes, ella es un regalito del Universo, nos ha guiado con paciencia y con amor y nos ha transmitido conocimientos con una sencillez que solo las grandes Almas pueden hacer.
Deseo que más pronto que tarde sea una realidad el hacer posible ese espacio donde podamos seguir reconociéndonos.
Infinitas gracias.
María A.D..